Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 29 segundosUna sentencia divulgada esta semana restringe la aplicación de un producto utilizado para controlar malezas en la región de Campanha Gaúcha, a raíz de una acción civil pública de productores de frutas que reclamaron pérdidas en sus cultivos después de que el producto fuera arrastrado por el viento. En vísperas del desarrollo de otra zafra de soja, con la expectativa de mejores volúmenes de producción y rendimientos, los productores de Rio Grande do Sul tendrán otra espina en su costado –y una que, en parte, está nuevamente asociada a las condiciones climáticas. Esta semana, la Justicia de Rio Grande do Sul prohibió el uso del herbicida 2,4-D en los cultivos de Rio Grande do Sul porque venía causando daños a las plantaciones vecinas de manzanas y uvas desde hacía al menos una década. La decisión fue publicada el pasado lunes, 1 de septiembre, por la jueza Patrícia Antunes Laydner, del Tribunal Regional Ambiental, que determinó, en sentencia, que se prohíba el uso y la aplicación del herbicida en toda la región de la Campanha Gaúcha, ubicada en la mitad sur de Rio Grande do Sul, actualmente gran productora de soja. ABARCATIVA A OTRAS REGIONES La prohibición también se aplica a otras regiones de Rio Grande do Sul, para propiedades ubicadas hasta 50 metros de cultivos de uva y manzana. Además, según la sentencia, el gobierno estatal tendrá 120 días para presentar y comenzar a implementar un plan de monitoreo y supervisión, así como para definir las zonas de exclusión permanentes. En caso de incumplimiento, la multa diaria será de R$10.000. La sentencia del proceso, que es definitiva y susceptible de recurso, responde a una acción civil pública presentada en 2020 por la Asociación Gaúcha de Productores de Manzanas y la Asociación de Productores de Vinos Finos de Campanha Gaúcha contra el Estado de Rio Grande do Sul. En ese momento, los representantes de los productores denunciaron que su producción venía sufriendo desde hacía años debido a la propagación del herbicida 2,4-D, aplicado ante de la siembra de soja para controlar la maleza buva resistente al glifosato en sus cultivos. Este fenómeno se conoce como deriva y se ve impulsado por los fuertes vientos que coinciden con la temporada de aplicación de herbicidas para la soja y el maíz, que ocurre entre finales del invierno y principios de la primavera. Debido a los fuertes vientos, el herbicida puede alcanzar hasta 30 kilómetros del lugar de aplicación, según la sentencia. HAN EMPEORADO CON EL PASO DEL TIEMPO La situación en las granjas de Rio Grande do Sul ha empeorado con el paso de los años, según la decisión judicial completa, obtenida por AgFeed . Según el texto, los primeros registros de daños a cultivos sensibles se registraron en 2015, en Jaguari, Rio Grande do Sul, ya partir de 2018, los casos se multiplicaron. Ese año, en un análisis realizado por la Secretaría de Agricultura y Ganadería del gobierno del estado de Rio Grande do Sul, el 85,2 % de las 81 muestras estaban contaminadas con el herbicida 2,4-D, incluso en casos de propiedades no colindantes con cultivos de soja. En 2019, el número de casos aumentó, llegando a 108 registros, cifra que bajó a 72 en 2021 y 43 en 2022, pero volvió a subir en 2023, cuando se confirmaron 85 casos. LAS CONSIDERACIONES DEL JUEZ El juez destacó que, incluso cuando se aplica de acuerdo con las buenas prácticas agrícolas, el 2,4-D también tiene un alto potencial de deriva. Los informes adjuntos al caso mostraron tasas de contaminación superiores al 80% en las últimas cosechas, según el juez, “revelando que la simple adopción de programas de buenas prácticas, sin un monitoreo efectivo y un plan de muestreo sistemático, es insuficiente para prevenir daños ambientales mayores”. Además, la sentencia señala que el propio prospecto del producto advierte que se debe tener especial cuidado si el herbicida se aplica cerca de cultivos sensibles, debido al alto potencial de contaminación por deriva. La prescripción del producto también recomienda no aplicar el herbicida cuando la velocidad del viento sea superior a 10 km/h, debido a la posibilidad de que el producto se traslade a otras zonas con la fuerza del evento. RIESGO DE DERIVA SUPERIOR AL 50% Como existe un riesgo de deriva superior al 50% en la mayor parte de Rio Grande do Sul durante todo el año, según un estudio de la Universidad Federal de la Frontera Sur (UFFS), basado en datos meteorológicos del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) e informes de testigos listados en el proceso, la aplicación segura del 2,4-D ha pasado a representar un “desafío significativo y difícil de controlar”, en la evaluación del juez Laydner. Demandado en la acción, el gobierno de Rio Grande do Sul también se pronunció, diciendo que no tiene autoridad para prohibir o suspender el uso de agrotóxicos a nivel estatal, que ya contaba con un programa de control, el Drift Zero, que también había formado un grupo de trabajo para tratar el tema y había hecho un acuerdo con los fabricantes de productos para financiar acciones de fiscalización y seguimiento. Sin embargo, según el fallo, un funcionario de la propia Secretaría de Agricultura y Ganadería, escuchado como testigo, reconoció las dificultades del Estado para controlar la deriva y que las inspecciones se realizan mayoritariamente a través de denuncias, “lo que sugiere una acción estatal reactiva, más que preventiva”, evaluó el juez Laydner. Así, en la evaluación del juez, las medidas adoptadas hasta el momento son insuficientes para garantizar la protección ambiental y la sostenibilidad de la producción en diferentes regiones de Rio Grande do Sul, especialmente en la Campanha Gaúcha. E N R E S U M E N La Justicia de Rio Grande do Sul prohibió el uso del herbicida 2,4-D en regiones del estado, tras constatar daños en los cultivos de uva y manzana provocados por la deriva del producto. • La decisión requiere que el gobierno estatal presente un plan de monitoreo, inspección…