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Lorena Ruiz, economista del Consejo Consultivo Internacional del Algodón (ICAC), explicó desde Ginebra, Suiza, que a toda la cadena textil le cierne un fuerte desafío, que es el aumento en el consumo de las fibras sintéticas, en detrimento a la fibra de algodón.
La economista reconoció que el algodón ha perdido participación frente a estos materiales: “La demanda de algodón está estancada y lentamente pierde terreno”, señaló.
En ese sentido, remarcó que el ICAC, junto con los países miembros, trabaja en estrategias conjuntas para incrementar el consumo de algodón y fortalecer la cadena de valor.
Entre las acciones, mencionó la importancia de invertir en marketing y divulgación para resaltar las ventajas de la fibra natural frente a las sintéticas, así como el diálogo con marcas y minoristas de la industria textil.
Además, destacó que no solo se requieren recursos para la investigación en producción, sino también para explorar nuevos usos de la fibra de algodón que permitan ampliar su posicionamiento a nivel mundial.
Destacó la labor del semillero Gensus, y del aporte del INTA Sáenz Peña que con colaboración de empresas privadas posibilitan seguir en el camino de la investigación.

LAS FUNCIONES DEL ICAC
Una de las principales funciones del organismo –del ICAC–es recorrer los países miembros para identificar avances, necesidades y oportunidades de apoyo en el sector algodonero.
En su reciente visita a Argentina y Paraguay, Ruiz estuvo acompañada por el director ejecutivo y el director científico del ICAC, en lo que calificó como una agenda “bastante intensa”. La economista destacó que estos encuentros permitieron retomar el contacto con varios países después de varios años y abrir espacios de diálogo sobre temas de interés común. “El objetivo fue buscar sinergias y ayudas que nos permitan impulsar el sector algodonero y la producción en la región”, indicó.
En Argentina, las reuniones se centraron en detectar las necesidades y coordinar esfuerzos para fortalecer la cadena algodonera. En tanto, en Paraguay, la visita tuvo un carácter más de reconocimiento, con foco en el Chaco, donde la producción de algodón viene creciendo de la mano de la comunidad menonita de Chortizer.
Allí, Ruiz y el equipo del ICAC mantuvieron encuentros con desmotadores, productores y semilleros, con quienes intercambiaron miradas sobre las perspectivas de las próximas cosechas y las oportunidades que ofrece este cultivo en la región.
VISITA AL CHACO
Durante su paso por el Chaco, Lorena Ruiz destacó la visita al INTA de Presidencia Roque Sáenz Peña, donde pudo constatar los avances logrados en materia de investigación algodonera. La economista del ICAC subrayó que “la investigación toma tiempo”, pero valoró el progreso alcanzado en áreas clave como la gestión tecnológica, el desarrollo genético, el mejoramiento de fibra y la aplicación de biotecnología en el cultivo.

Ruiz mencionó especialmente el trabajo de los investigadores Mauricio Tcach, Alex Montenegro, Nidia Tcach, Lorena y Ariela, bajo el liderazgo de Diana Piedra, quienes presentaron resultados concretos de varios años de esfuerzo. “Fue muy grato ver que ya se empiezan a reflejar los frutos de ese trabajo sostenido en equipo”, expresó.
EL PICUDO DEL ALGODONERO
En relación al problema del picudo algodonero, Lorena Ruiz señaló que uno de los puntos centrales discutidos en la red de Alida fue la necesidad de ampliar la variabilidad genética en la región, con excepción de Brasil, que ya cuenta con un fuerte desarrollo en materia de semillas. “Latinoamérica necesita acceso a nuevos germoplasmas y mayor cooperación entre centros de investigación para enfrentar esta plaga y responder a las demandas del mercado, como el desarrollo de fibras extralargas”, sostuvo.
EL ROL DE LAS INSTITUCIONES COMO INTA
En este sentido, destacó el rol de instituciones como INTA en Argentina, Agrosavia en Colombia y Embrapa en Brasil, que pueden aportar soluciones en la búsqueda de variedades más resistentes y adaptadas. Ruiz recordó que en el pasado se habían desarrollado semillas en conjunto con CIRAD, bien adaptadas a la región, pero que no contaban con los nuevos eventos biotecnológicos BT incorporados, lo que abre el desafío de avanzar hacia materiales con mejores características productivas y de resistencia.
Como ejemplo, mencionó el trabajo del ingeniero Alex Montenegro, quien relató las dificultades que enfrentaron en determinados momentos con variedades que servían agronómicamente, pero que no alcanzaban los estándares de calidad requeridos por la industria textil. Allí, explicó Ruiz, cobra relevancia la colaboración internacional de organismos como ICA Bremen, CSITC e ICAC, que permiten conectar expertos y brindar apoyo técnico a quienes desarrollan materiales genéticos, asegurando que se logren los parámetros que exige el mercado.
24 MILLONES DE PRODUCTORES
La economista remarcó que este trabajo colaborativo es esencial, dado que el algodón involucra a más de 24 millones de productores a nivel mundial y a una amplia red de organizaciones e instituciones. “No podemos dejar de lado el acceso a redes institucionales y de productores, porque el trabajo en conjunto es lo que impulsa al sector”, afirmó.
UNA NUEVA PUBLICACION
Por otra parte, Lorena Ruiz adelantó que en diciembre se publicará una nueva edición del Recorder, la revista del ICAC de acceso gratuito. Esta entrega incluirá un resumen completo de la última reunión de la red de Alida, con todas las ponencias y resultados. “Es una herramienta valiosa para que productores, investigadores y todos los actores de la cadena algodonera puedan conocer de primera mano los avances y desafíos que se plantearon en este encuentro”, concluyó.