Una campaña atípica y con desafíos climáticos marcados en el oeste del Chaco.

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El ingeniero agrónomo Lucas Vicentín, del departamento Almirante Brown, brindó un análisis detallado sobre el comportamiento climático de los últimos meses y su impacto en los cultivos de la región.

En diálogo con Agroperfiles, Vicentín describió cómo las lluvias registradas durante el mes de mayo trajeron un alivio significativo al oeste chaqueño, tras varios meses de estrés hídrico extremo. “Las lluvias se dieron de manera eficiente, con acumulados que se distribuyeron durante varios días. Fueron alrededor de diez días de lluvia y lloviznas, lo que permitió una muy buena infiltración del agua en el suelo”, explicó.

Esta recuperación hídrica permitió acumular agua en el perfil del suelo “como nunca antes”, aunque con excepciones puntuales donde no se logró la misma efectividad. Gracias a esta mejora, comenzaron las siembras de cultivos invernales, una noticia alentadora tras una campaña marcada por extremos climáticos.

El ingeniero Vicentín remarcó ante Agroperfiles que la campaña fue atípica de punta a punta. “Desde fines de enero empezaron a darse ráfagas de humedad muy erráticas, con altas temperaturas que se mantuvieron hasta fines de marzo, pero sin agua en el suelo. Eso generó que muchos cultivos colapsaran”, detalló.

Aunque las lluvias de abril y mayo permitieron un rebrote o algo de rendimiento en cultivos tardíos como soja, maíz y sorgo, no todos lograron recuperarse. “En el caso del algodón, que venía muy golpeado, hubo intentos de rebrote y formación de nuevas cargas, pero las heladas de fines de mayo y principios de junio terminaron de anular cualquier posibilidad”, afirmó.

La helada no fue una sorpresa, ya que se dio dentro del rango esperado para la época. Sin embargo, quienes aún mantenían alguna esperanza de recuperación en los lotes de algodón más atrasados, vieron cómo se diluía definitivamente la posibilidad de obtener algo de producción útil.

Otro factor que complicó el cierre de campaña fue la calidad de la soja. “Las últimas lloviznas de mayo dañaron bastante los granos. Sumado a los bajos rendimientos, esto trajo aparejado serios problemas de calidad y descuentos comerciales”, indicó Vicentín. La humedad y el estado de los granos generaron complicaciones en los acopios, que se vieron saturados de soja en malas condiciones.

“Fue una campaña muy complicada en todos los cultivos”, resumió el ingeniero, en un diagnóstico que se repite entre muchos productores del oeste chaqueño que debieron enfrentar condiciones climáticas extremas, pérdidas y bajos rendimientos.

OTBN: “El privado sigue esperando”.

Más allá del análisis climático, el ingeniero Lucas Vicentín también se refirió a los obstáculos que enfrentan los productores, en especial los del sector forestal e industrial, debido a la lentitud administrativa y la falta de permisos por parte del Estado.

“El sector privado no entiende los tiempos del sector público, y el público tampoco entiende los del privado”, resumió Vicentín. Y añadió: “Hay empleados que deben cobrar, empresas que necesitan seguir produciendo, pero si no hay permisos ni guías, todo se paraliza. Y lo peor es que se trata de cuestiones meramente administrativas”, dijo a Agroperfiles.

Uno de los principales ejemplos que mencionó fue la demora en la aplicación del Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos (OTBN), cuyo marco legal ya fue aprobado por la Cámara de Diputados, pero cuya implementación efectiva sigue trabada. “Hace más de dos años que se discute cómo implementar una ley que ya está aprobada, y ahora hay que esperar aún más por la reglamentación”, criticó.

Para Vicentín, estas demoras desalientan la inversión y generan una señal negativa para quienes apuestan al desarrollo productivo. “Cuando desde el gobierno nacional se habla de sacar la burocracia del Estado, se habla de esto. No puede ser que se apruebe una ley, y recién después se empiece a redactar la reglamentación. Debería estar lista desde antes, para que el proceso avance sin trabas”, remarcó.

La falta de permisos y de respuestas por parte de la Dirección de Bosques también afecta a los productores agrícolas que evalúan invertir en el Chaco. “Si un privado está esperando un simple permiso, no para hacer algo ilegal, sino para trabajar como corresponde y no llega, lo más probable es que se vaya a invertir en Formosa, Santiago del Estero o Corrientes”, advirtió. “El ordenamiento territorial está aprobado, pero hoy no hay permisos. Esa es la realidad”, concluyó.

Potencial productivo

A pesar de los desafíos, Vicentín destacó que el potencial productivo del oeste chaqueño permanece intacto e incluso potenciado por los avances tecnológicos de los últimos años. “Las posibilidades de desarrollo están más vigentes que nunca. El problema es que algunos plantean una dicotomía extrema entre producción y conservación”, señaló.

Desde su mirada, ambas pueden convivir sanamente. “Por eso impulsamos con tanto esfuerzo el ordenamiento territorial. Es la herramienta para que el desarrollo productivo tenga sustentabilidad y, a la vez, se conserve el ambiente. Esa debe ser la base sobre la cual se rija la región”.

“El sector privado solo pide reglas claras y a tiempo”

Para Lucas Vicentín, el motor del desarrollo en la región sigue siendo el sector privado, que históricamente ha puesto “el caballo delante del carro”. Es decir, ha invertido y apostado por la producción aún en contextos adversos.

“Desde el sector privado no se está pidiendo financiamiento. La inversión ya la pone el productor. Lo único que pedimos es que el sector público brinde las herramientas necesarias de forma expeditiva”, expresó.

Vicentín insistió en que una herramienta que llega tarde deja de ser útil. “Tiene que ser clara, sencilla, eficaz y llegar en tiempo y forma. No pedimos otra cosa. Solo una gestión pública rápida y eficiente que acompañe el desarrollo productivo”, concluyó.

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