Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 29 segundos
En un contexto de incertidumbre económica y climática, la campaña agrícola argentina se enfrenta a desafíos y oportunidades. Javier Preciado Patiño, analista de mercados y asesor privado, analizó en dialogo con Agroperfiles Radio la situación actual y las perspectivas para la campaña de girasol en el NEA.
El analista de mercados agropecuarios destacó el avance favorable de la campaña de trigo y las altas expectativas puestas sobre el girasol en la región del NEA. “Ya estamos en tiempo de descuento.
En zonas como Chaco, en 30 o 35 días arranca la cosecha”, aseguró Patiño, quien también remarcó que, si bien no se logró la expansión de superficie esperada, “por lo menos hay garantías de que todavía hay humedad en los suelos”, le dijo al sitio Agroperfiles.
El panorama es alentador para toda la región pampeana, salvo excepciones, donde el exceso de agua afectó algunos lotes. “En líneas generales, las condiciones hídricas para sembrar son muy buenas”, apuntó Patiño, quien se mostró optimista con la posibilidad de una sólida campaña de trigo.
Una campaña de girasol que alienta
En cuanto al girasol, las cifras entusiasmaron tanto a productores como analistas. “700 mil hectáreas es la intención de siembra en el NEA, y hasta podría ser un poco más”, explicó Patiño. Según su visión, el girasol podría volver a posicionarse como uno de los cultivos más rentables para el productor. “Si el clima acompaña, va a ser de vuelta uno de los cultivos que más alegría le va a dar al productor rural”.
Exportaciones y agroindustria
Argentina exportó en la última campaña más de un millón de toneladas de aceite de girasol y otra cifra similar en harina. En ese contexto, Preciado Patiño afirmó que “ya se anotó un millón de toneladas para exportar este año y todavía quedan cinco meses para que termine formalmente la campaña. El volumen proyectado podría incluso superar los registros previos, alcanzando entre 1,2 y 1,3 millones de toneladas de aceite”, dijo.

Sin embargo, esta buena performance del sector primario contrasta con una realidad compleja en la agroindustria. “Donde la situación se ha visto más complicada es en el sector transformador, que tanto exporta como abastece al mercado interno”, señaló. Y añadió que un caso emblemático fue el de la industria cervecera. “El consumo interno de cerveza cayó alrededor del 20% y las exportaciones de malta cayeron otro 20%”, explicó Patiño.
Además, alertó sobre problemas en la cadena de pagos. “Una empresa semillera me contaba que tenía un 10% de morosos, cuando habitualmente era solo un 1%”, dijo con preocupación.
Por lo que alertó que, a pesar de las buenas condiciones climáticas y una campaña agrícola prometedora, “la rentabilidad no logró sostenerse en otros eslabones de la cadena productiva”.
Rentabilidad y desafíos estructurales
Consultado sobre la situación productiva en general, Patiño relativizó el impacto aislado de las retenciones. “Más que retenciones sí o no, lo que hay que pensar es si la operación es rentable o no”, explicó. En su análisis, la rentabilidad depende de múltiples factores tales como el tipo de cambio, costos en dólares, valor internacional de los granos y derechos de exportación.
“El tipo de cambio fue el principal factor que impulsó el precio de la soja. Antes del 30 de junio se vendía a $ 320.000, hoy está en $ 390.000”, ejemplificó. “Gracias a ese cambio, las ventas diarias de soja aumentaron significativamente. En julio se vendieron 100 o 110 mil toneladas diarias; hoy se están haciendo 240 mil”, remarcó.
A pesar de este repunte, Patiño pidió analizar el “combo completo” para evaluar la viabilidad productiva. “Cómo está el precio de la energía, el gasoil, el flete; cómo está el precio internacional de los granos; cómo está el tipo de cambio. El equilibrio entre esos factores es lo que finalmente define si el productor gana o pierde” aseguró.
Expectativas contenidas
Al finalizar, el especialista reiteró su optimismo moderado para los próximos meses. “Vamos a cruzar los dedos para que la campaña de girasol en el NEA se dé con todo”, afirmó, deseando que se logre alcanzar entre 700 y 800 mil hectáreas sembradas. Tal avance representaría un fuerte impulso para las economías regionales del norte argentino.
Al mismo tiempo, reconoció que el escenario nacional sigue condicionado por factores macroeconómicos e inestabilidades propias del contexto local. “Las cosas están funcionando bien en algunos sectores, pero también hay ruidos internos que no se pueden ignorar”, concluyó Patiño.
Fuente: AgroPerfiles


