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El Gobierno planea llegar a octubre sin pesos excedentes en la calle, con el dólar oscilando en torno a los $ 1300 y la inflación mensual entre 1,5% y 2%.
En esas condiciones, apuesta a que el electorado plebiscite su plan económico y le conceda una victoria en las elecciones legislativas.
Pero no repara en los costos de su estrategia. Más allá del impacto en el nivel de actividad económica y en el crédito, banderas que parece haber resignado, las tasas de interés altas pegan debajo de la línea de flotación libertaria y ponen en riesgo la madre de todas las anclas: la fiscal.
Según el último informe de la consultora 1816, la más leída del mercado, las tasas reales actuales de las Lecap amenazan el equilibrio fiscal, en caso de mantenerse hasta diciembre. “Toda la deuda del Tesoro ronda los $ 230 billones a valor de mercado.
Si el 100% termina siendo Lecap o Boncap a tasa mensual de 4%, habría una capitalización mensual de $ 9,2 billones, y la mitad de eso, es decir $ 4,6 billones, se explicaría por la parte positiva en términos reales de la tasa. Esos $ 4,6 billones implican un costo fiscal de 0,5% por mes y de más de 6% del PBI por año”, calculan.
En comparación, el costo fiscal del proyecto de aumento del 7,2% a los jubilados, cuyo veto presidencial fue sostenido por la Cámara de Diputados, hubiese implicado un costo fiscal de 0,20% para lo que queda de 2025 y 0,41% anualizado, según informó la Oficina de Presupuesto del Congreso.
O sea, digamos, el apretón monetario es más costoso que el aumento a los jubilados.
Si el Gobierno no rectifica a tiempo, entregará el ancho de espadas de su programa: el orden fiscal. Y perderá credibilidad ante los ojos del mercado. ¿Se viene un nuevo equilibrio entre la tasa y el dólar?


