Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 10 segundos
En Agroperfiles Radio, los ingenieros Mauricio Tcach y Alex Montenegro, especialistas en algodón del INTA Sáenz Peña compartieron una charla abierta, entre mate y mate, sobre el presente y futuro del algodón en el norte argentino, a la que se sumó vía telefónica, el empresario textil y productor Héctor Linke.
Coincidieron en la necesidad de revalorizar el cultivo, mejorar los sistemas productivos y volver a trabajar el suelo como lo hacen las potencias agrícolas del mundo.
“El algodón es un motor principal del norte argentino”, afirmó Héctor Linke con convicción. “Genera trabajo en las fábricas, en el transporte, en toda la comunidad. Si este cultivo se cae, va a ser muy duro para toda la región”.

El empresario recordó con emoción los años de auge algodonero en localidades como Sáenz Peña y remarcó la necesidad de trabajar para recuperar ese protagonismo: “Tenemos que apoyar al algodón para que se produzca de la mejor manera posible, y que todos podamos estar mejor”, insistió.
Por su parte, Mauricio Tcach valoró la experiencia y visión de Linke, especialmente en el seguimiento de variedades. Le preguntó por las imágenes de nuevos ensayos que se están desarrollando en Estados Unidos. La respuesta no se hizo esperar.
“Tenemos una realidad productiva que compite a nivel mundial”, aseguró Linke. Y fue más allá: “Siempre se le echa la culpa a las variedades, pero no es por ahí. Las variedades que tenemos en Argentina están entre las mejores del mundo”.
Según el técnico, el verdadero desafío está en el manejo del suelo y la nutrición: “Si no estamos haciendo bien las cosas, no vamos a ver el potencial de esas variedades”.
Además, Linke criticó cierta rigidez en los sistemas actuales: “Perdimos la esencia de ser agricultores. Hay que volver a trabajar el suelo, moverlo, permitir que las plantas respiren mejor y no se pierdan entre malezas. Lo que hace Estados Unidos, que mueve el suelo hace más de 80 años, no destruye nada, al contrario, potencia la producción.”
A la par destacó la importancia de mirar hacia afuera sin prejuicios: “Veamos lo que hace el mundo. No podemos seguir creyendo que acá tenemos la única verdad. Si no mejoramos el sistema productivo, vamos a seguir perdiendo oportunidades.”
El debate quedó abierto, pero el mensaje fue claro: el algodón puede volver a ser el gran impulsor del desarrollo regional, siempre y cuando se trabaje con visión, tecnología y apertura al cambio.
En la continuidad de la charla, el ingeniero Alex Montenegro valoró el compromiso y la visión crítica de Héctor Linke frente a los sistemas productivos actuales: “Sos un tipo inquieto, que siempre busca más y sabe reflexionar sobre las prácticas que tenemos en el cultivo”, destacó. Y agregó una comparación muy gráfica: “No podemos traer el asado de la Pampa Húmeda para comer carne sabrosa en el Chaco.
Tenemos que hacer nuestra carne acá. Lo mismo pasa con la tecnología: hay que desarrollarla en la región algodonera, con gente nuestra, con los que tienen ganas de trabajar”.
A la par reforzó la idea expresando lo siguiente: “Somos excelentes productores, y tenemos una genética muy buena. Ahora, hay que adaptarla. Saber cuándo y dónde poner cada variedad”.
Con un toque de humor, compartió una frase propia: “Una planta tiene que decidir si quiere vivir en Santiago del Estero o en Carlos Paz. Eso nos habla del clima que necesita y de cómo debemos acompañarla”.
Linke remarcó que no siempre es necesario recurrir a las tecnologías importadas más costosas: “Tenemos que producir al menor costo posible, con la mejor tecnología que ya tenemos. No pagar de más por variedades con tecnologías que no siempre nos sirven”.
Además, hizo hincapié en el rol clave de observar, escuchar y aprender: “Me paso horas mirando lo que hacen en otros países. Veo las máquinas, las plantas, los capullos, los resultados. Y estoy convencido de que, con un mejor clima, nosotros podemos producir igual o mejor que ellos”.
El ingeniero Alex Montenegro retomó la conversación valorando la capacidad de síntesis y reflexión de Héctor Linke, destacando cómo su mirada resume, en pocas palabras, conceptos técnicos complejos: “Si yo tuviera que recomendarle algo a un alumno, le diría: escuchá esto y amplialo.
Esa frase de que el algodón no crece en Carlos Paz y tiene que crecer en Santiago del Estero sintetiza procesos de múltiples disciplinas”, expresó.
Montenegro advirtió sobre el uso indiscriminado de tecnologías importadas, pensadas para otras realidades: “Nos pasa eso, repetimos lo que dice el libro, lo aplicamos mal porque fue diseñado para otra región, no para los chaqueños”, dijo, subrayando la importancia de adaptar el conocimiento a las economías regionales.
También reflexionó sobre el rol de las instituciones como el INTA, y cómo muchas veces las condiciones adversas impulsan la innovación local: “Desde el INTA aprendimos que la única solución era introducir genes en el algodón.
No porque seamos más inteligentes, sino porque la realidad nos puso ahí. Como tantos productores que sin saber cómo funcionaba una máquina, la arreglaron igual. Ese es el camino de la tecnología en el algodón.”
Por su parte, Mauricio Tcach sumó a la metáfora de Carlos Paz y el ambiente desfavorable: “Muchas veces ubicamos a la planta en un ambiente que no es el que requiere. Le gustaría algo más fresco, más adecuado. Y eso nos tiene que llevar a repensar nuestras prácticas”.
Sobre el trabajo del suelo, Tcach planteó una postura equilibrada: “No se trata de mover el suelo todo el tiempo, sino de introducir prácticas semi-conservativas. La sequía nos está interpelando a buscar nuevas explicaciones y respuestas”, concluyó.
