Biodiesel: mientras a nivel mundial el consumo se duplicó, en Argentina la actividad retrocede.

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Mientras a nivel mundial el consumo de biodiésel se duplicó, en Argentina la actividad retrocede. “Brasil, que comenzó al mismo tiempo que Argentina en esta actividad, hoy tiene un corte del 15%, mientras que, en Estados Unidos, incluso bajo gobiernos críticos del cambio climático, se ha impulsado la producción de biodiésel a base de soja”, dijo a Agroperfiles el consultor y analista Javier Preciado Patiño.

“La actividad está paralizada, no hay producción de biodiesel en nuestro país”, dijo enfáticamente ante la consulta de este medio.

Estas declaraciones las formuló Preciado Patiño luego de participar en el Senado de la Nación con la comisión de Industria y Comercio, junto a Gustavo Idigoras (CIARA), Víctor Castro (CARBIO), Marcelo Kusziniers (CASFER), Javier Patiño (RIA Consultores), Hilarion Del Olmo y Axel Boerr (CAPBA) además de directivos de Explora, empresa que abastece el mercado interno; representantes de medianas compañías radicadas en Santa Fe.

Javier Preciado Patiño participó de esta reunión en el Senado de la Nación, junto con representantes de la industria del biodiésel, donde se expuso la delicada situación que atraviesa este eslabón de la cadena de la soja, actualmente prácticamente paralizado.

El encuentro fue convocado por el senador santafesino Marcelo Lewandowski, presidente de la Comisión de Industria y Comercio, quien decidió abrir un espacio informativo para abordar la problemática de los biocombustibles en el actual contexto económico y político.

La convocatoria fue considerada relevante, dado que se realizó en medio de las fuertes críticas generadas por la implementación del “dólar soja” y las dudas sobre sus beneficios para el sector exportador.

SE DUPLICO EL CONSUMO MUNDIAL

Durante las exposiciones, se destacó que mientras a nivel mundial el consumo de biodiésel se duplicó, en Argentina la actividad retrocede. Se recordó que Brasil, que comenzó al mismo tiempo que Argentina en este sector, hoy tiene un corte del 15%, mientras que, en Estados Unidos, incluso bajo gobiernos críticos del cambio climático, se ha impulsado la producción de biodiésel a base de soja.

En contraste, en Argentina el corte se mantiene en apenas 7,5%, con un precio fijado por la Secretaría de Energía que, además de actualizarse con demoras, se encuentra por debajo del costo de producción.

Según lo planteado, si el costo real de producir biodiésel fuera de 120, los valores oficiales establecidos son inferiores, generando un fuerte desequilibrio económico para las plantas.

A esto se suma la distorsión provocada por el “dólar soja”, que llevó a que varias empresas permanezcan cerradas desde hace meses, profundizando la crisis del sector.

¿QUE MEDIDAS TOMAR?

Consultado por Agroperfiles sobre qué medidas deberían tomarse para revertir la situación del biodiésel en el país, Javier Preciado Patiño sostuvo que la respuesta es clara y depende de una decisión política.

Explicó que el Congreso debería aprobar un corte obligatorio del 15% y que el Poder Ejecutivo tendría que implementarlo de manera inmediata y consciente, sin demoras.

De acuerdo con lo expuesto en la reunión en el Senado, un corte de esa magnitud implicaría un impacto mínimo en el precio del diésel (equivalente a unos 45 pesos por litro), “menos que el valor de un caramelo”, pero generaría un fuerte movimiento en la industria, otorgando mayor competitividad a toda la cadena de la soja, incluyendo a las extrusoras distribuidas en el interior productivo.

FALTA VOLUNTAD POLITICA

Sin embargo, Preciado Patiño cuestionó la falta de voluntad de gran parte de la dirigencia política para avanzar en ese sentido.

Señaló que, hasta el momento, solo los gobiernos de Córdoba y Santa Fe han expresado con claridad la necesidad de aumentar el corte, recordando que incluso la senadora Alejandra Vigo presentó un proyecto en el Congreso con ese objetivo.

El dirigente también criticó la contradicción de los distintos gobiernos nacionales, que recurren al sector agroindustrial como la principal fuente de divisas, pero luego no impulsan medidas concretas que mejoren su competitividad en el escenario global.

“Ese doble estándar, esa falta de visión de largo plazo en beneficio del bien común, es difícil de entender”, expresó, calificando como “triste” la ausencia de una política sostenida que valore el aporte del agro y sus industrias asociadas.

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